miércoles, 7 de marzo de 2012

Un empezar duro en la gran ciudad.



Querido diario:

Te contaría todo lo que me ha pasado hasta ahora parte por parte, pero no tengo suficiente tiempo ni ganas para escribirlo. Desde que llegué a Nueva York hace tres meses, me han pasado cosas, demasiadas diría yo, y sinceramente, odio el amor. Llegué cerca de las Navidades, son las primeras que no paso con mis padres. Nueva York es muy diferente a Toronto, demasiado. Cogí un apartamento y me acomodé en él. Semanas después, justo el día 1O de Noviembre, conocí a un chico llamado Dan, no recuerdo su apellido. Lo conocí en una cafetería de Starbuks, como habitualmente, yo iba para desayunar. Me topé con él, y horas después de una larga charla, me invitó a cenar ese mismo día. Me pareció que eso era una cita. Al día siguiente, paseamos por el Central Park. Había mucha gente apelotonada en un mismo lugar, nos acercamos para ver lo que pasaba y era un precioso Belén gigante y sus piezas se movían. Me agarró de la mano y me llevó a la primera fila para verlo mejor. Me puso delante de él y me abrazó por la espalda, rodeando mi cintura con sus brazos y apoyando su barbilla en mi pelo después de un suave beso en él. En ese momento, yo era feliz. Cerré los ojos y me dejé llevar. Llegaba la Navidad y yo seguía quedando con él, entre risas y abrazos, entre pequeñas caricias y miradas. Deseé que eso no acabara nunca. Pero, ¿sabes qué pasó? Un día como otro cualquiera, le llamé, no me cogía el móvil y me preocupé, porque antes, al segundo tono, ya me cogía. Pero esta vez no. Salí a la calle a dar un paseo sola. Manzanas más alante, lo encontré a él... con otra chica, riéndose, abrazándose y dándole mis besos... ¿Sabes cómo me sentí en ese momento? Tenía dos opciones: ir a donde ellos y exigir una respuesta sobre "¿qué esta pasando aquí?" o correr. Del llanto corrí. Quise desaparecer del mundo, quise no volver a recordar aquello. No pude más y me paré en un callejón apoyando mi espalda en la pared con la respiración agitada. Comencé a llorar, me dejé caer al suelo sentándome y tapándome la cara con las manos. Días después, justo el día 25 de Noviembre, mi hermano me sorprendió con una agradable visita. Se quería mudar a Nueva York y hasta que encuentre una casa, se quedaría conmigo. Él es como mi mejor amigo, pero sin el como. Le cuento todo. Pero no le conté lo de aquel chico sabiendo que si lo hacía, volvería a recordar todo y no quería. Una semana después, mi hermano vino a mis brazos llorando. Sin saber el por qué, lo abracé con fuerza. Cuando se relajó, me contó lo que le pasó. Él, desde hacía unas semanas, se veía con una chica y se enamoró de ella sin darse cuenta. Justo, ese mismo día, la vió con otro chico y les hizo una foto con el móvil para enseñarme. Era él, era Dan, es mismo chico del que yo me enamoré estaba con la chica que se enamoró mi hermano. ¿Cómo es el destino tan cruel? Decidimos no volver a hablar de ellos y olvidarlos para siempre.
Bueno, te contaré más cosas el próximo día. Aun me quedan muchas. Besitos.

-Lisa Diamond-


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